“Nadie debe obedecer a aquel que no merece mandar”.
Cicerón
La palabra meritocracia es ahora muy usada para describir un tipo de sociedad, donde la riqueza, los ingresos y la clase social son designados por competición, asumiéndose que los vencedores merecen tales ventajas.
Y es que en verdad, es una idea agradable. La mayoría de personas están de acuerdo con que es bueno un mundo donde los esfuerzos y talentos son recompensados. Utópicamente.
En el mundo real, esta lógica ha sido fuertemente mancillada.
En México, y en los países de tercer mundo, la meritocracia no es más que un mito diseñado para legitimar moralmente al sistema. Es un tema que pienso abordar muy ampliamente en mi tesis doctoral.
En el ámbito deportivo no hay excepcion. Los juegos Olímpicos son el arquetipo de un sistema “perfectamente” competitivo. No obstante, a pesar de la aparente igualdad de oportunidades, si uno observa el desempeño por naciones en los Olímpicos, es clara la existencia de injusticias estructurales. La forma más sencilla de verlo está en observar el ránking global de medallas olímpicas y ver su muy alta correlación con el ránking global del producto interno bruto. En otras palabras, los países ricos son los que se llevan la mayoría de las medallas.
No solo el dinero mueve al deporte. Las redes sociales juegan un papel importante. Logan Paul, un conocido influencer debido a su popularidad, ha conseguido contratos millonarios a diferencia de verdaderos pugilistas y, sobre todo, que llevan una vida en el deporte. Ryan García, el amo de las redes sociales no tiene la mejor de las carreras y ahí está. ¿Canelo Álvarez, en verdad ha peleado con los mejores y en su tope? Jorge Kawashi tuvo un récord perfecto de 12 victorias, todas por nocaut, tuvo un campeonato, insultando la inteligencia de todos los mexicanos. Actualmente las peleas son elegidas de acuerdo a popularidad y no con base en esfuerzo y mérito. Entonces, ¿Cómo saber realmente quién es el verdadero campeón? Con dinero y con los contactos adecuados, hasta el boxeador más mediocre, podría tener un ansiado campeonato mundial.
La MERITOCRACIA, tanto en el deporte como en el mundo laboral, en la docencia, en el ámbito artístico, en el gobierno, licitaciones y en todos los aspectos que se nos ocurran, es la esposa golpeada y maltratada, que espera ingenuamente que su marido violento y misógino (sociedad), llegue a cambiar, porque él verdaderamente, no es así…